MercatBar

Después de nuestra buena experiencia en Vuelve Carolina teníamos ganas de comer en Mercatbar, el primero de los restaurantes que Quique Dacosta abrió en Valencia, allá por 2010, gestionado por Manuela Romeralo y con Alex Secadas como jefe de cocina. En su confusa web, que es más bien un collage de notas, se definen como "Cocina de tapas y platillos del mundo reinterpretados con producto local", creo que es una definición bastante acertada después de nuestra primera incursión en su oferta gastronómica. Comentemos pues en que consistió el menú degustación que recientemente pudimos saborear, empezando por la ensalada de escarola, judías, nueces y queso azul.




No soy fan del queso azul pero admito que la combinación con las judías verdes y las nueces es muy buena, al mismo tiempo la escarola le da un toque crujiente muy atractivo a la ensalada. Sin embargo el aliño estaba excesivamente salado lo cual hacía que todo lo anterior careciese prácticamente de importancia, el exceso salino destruía el plato, fue sin duda lo más flojo de toda la comida.

Continuamos con el Cubalibre de foie, plato mítico de Quique Dacosta y que ya habíamos probado anteriormente en Vuelve Carolina, presentado ahora en recipientes individuales de yogur

  

Me da la impresión de que el porcentaje de gelatina de cuba libre respecto al foie es un poco inferior que en la versión emplatada pero en cualquier caso sensacional bocado nuevamente, la textura del foie es sin duda lo que hace mágico éste plato, la combinación con el cuba libre lo convierten prácticamente en una golosina y la escarcha de limón y la rúcula terminan de redondear esta obra maestra.

Seguimos con una ostra




Fresca, rica y a todo el mundo le sentó bien. Al tratarse de un producto que no conlleva cocinado poco más podemos decir, para los que nos gustan las ostras siempre es un buen momento para comer una o unas cuantas, sin pasarse.

La Tinga de cerdo 




que es un platillo mexicano a base de carne desmenuzada aderezada con una salsa de tomate, cebolla, ajo y especias, vino servida en una fina tostada de maíz (similar a un nacho en textura y sabor) y acompañada con un poco de lechuga y cebolla encurtida. Estaba bastante buena, recuerda un poco a la cochinita pibil aunque éste último es un plato de elaboración bastante más compleja y que a mi personalmente me encanta si los aderezos están bien equilibrados, cosa nada sencilla. Un bocado agradable.

Cerrando las entradas saladas tenemos el Kebab de carrillada de ternera con col lombarda y mayonesa de kimchi




La carrillada es una carne muy buena para éste tipo de elaboración puesto que, tras una cocción prolongada a fuego lento, queda muy tierna y jugosa, fácil de deshilachar y con un sabor intenso. Los acompañamientos terminan por hacer de este enrollado kebab un bocado apetitoso y suculento y que aporta ese disfrute adicional que da, lo admitamos o no, el comer con las manos, aunque sea a costa de pringarse un poco los dedos. La buena comida no está hecha para remilgados.  

En el terreno dulce nos encontramos con dos creaciones que se sirven simultaneamente, la Espuma de yogur con garrapiñadas y fruta de la pasión y la Crema catalana (creme brulee para francófilos o catalanofobos) a la piel de naranja




En el primero, la fruta de la pasión viene en una quenelle de helado y en forma de jugo espeso en el fondo de la copa. Todo en el postre está bueno, lo que mejoraría la experiencia gustativa es que las almendras garrapiñadas viniesen partidas en trozos manejables de forma que se pudiese coger con la cuchara un poco de todo, sobre esto hubo consenso (curiosamente ésta vez creo que lo hubo en todo lo que estoy comentando). La crema catalana estaba bien elaborada, compacta y con la capa caramelizada bien fina y venía acompañada con las pieles de naranja confitadas y un helado que podría ser de toffee o algo similar. Me queda la duda de si en un menú degustación con cinco platillos salados poner dos postres, aunque uno de ellos sea más ligero y refrescante, es equilibrado. Supongo que dependerá de si uno es más o menos goloso pero en términos generales me inclino a pensar que no, que es innecesario y excesivo si bien es cierto, todo hay que decirlo, que se sirven los dos postres a compartir entre dos personas. Reconozco que es opinable.

Como resumen y conclusión una comida interesante y divertida que todos disfrutamos y un local al que apetece volver para dejarse sorprender por el buen hacer de estos profesionales. Cosillas a mejorar como hemos dicho pero lo importante es que el concepto y el planteamiento me parecen acertados y hay talento e ideas de sobra. Totalmente recomendable.


 

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