Seu Xerea

Recientemente ha tenido lugar una nueva edición de Valencia Cuina Oberta. En esta ocasión y tras revisar como siempre los menús de forma concienzuda optamos por el restaurante de comida creativa Seu Xerea, un local con una sólida trayectoria y buena reputación en el ambiente "gourmet" de la ciudad. El restaurante tiene una estética minimalista, tanto es así que, al tratarse de mi primera visita y pese a estar bastante seguro de que estaba en el sitio correcto me llevó unos cuantos segundos encontrar el nombre en la fachada que al final divisé en el suelo. Ya instalados en la mesa, la comida transcurrió con bastante celeridad, tanto por la agilidad y presteza de los camareros como por lo exiguo de los platos, ya hablaremos sobre esto más adelante. Para comenzar se sirvió un aperitivo consistente en un licuado de zanahoria, coco, jenjibre y lima


Lo primero que se percibe es la potencia y el picante del jenjibre que da paso a la cremosidad del coco, el dulzor de la zanahoria y la frescura ácida de la lima. Perfecta combinación de sabores, un traguito delicioso y fácil de reproducir en casa si tenéis una licuadora. A continuación llegó a la mesa el Tabouleh de quinoa y verdurita crunch con caballa en teriyaki


La quinoa es uno de esos superalimentos que está más de moda que nunca, me recuerda a esas milagrosas bayas de goji que causaron furor hace algunos años y de las que hoy casi nadie se acuerda. Sin embargo la quinoa no va a ser una moda pasajera, o eso creo,  ya que a diferencia del goji tiene un considerable interés gastronómico. El crujiente de la propia quinoa junto con las verduritas y los frutos secos, recuerdo cebolla roja, rabanito, espárrago, alguna pasa, pipas de calabaza junto con el toque agridulce de la salsa teriyaki resultaba realmente apetecible. En cuanto a la caballa, sonrosada, con un sabor y textura excelentes. Un plato sencillo pero a la vez lleno de matices y magníficamente ejecutado.
Seguimos con la samosa de  pollo de corral y cacahuetes, en esta ocasión con forma de medialuna en lugar de la más tradicional que es la triangular


La masa muy crujiente y el relleno de pollo especiado muy sabroso, quizás excesivamente compacto y ligeramente seco, un pelín más de jugosidad hubiese sido deseable. En cuanto al mojo que lo acompañaba se apreciaba cilantro, eneldo, queso azul, posiblemente yogur...poco convincente, me hubiese gustado un sabor un poco ácido y picante. Un plato aceptable pero bastante mejorable.
En cuanto a la navaja con espárrago verde y mayonesa de yuzu


deliciosa la navaja, completamente limpia y casi cruda, con una textura perfecta. En cuanto a los acompañamientos realzaban de forma magnífica el sabor yodado a puro mar del bivalvo. Un claro ejemplo de que a veces menos es más y de que con el minimalismo de puede emocionar más que con complicadas elaboraciones y puestas en escena.
Entramos ya en los platos principales, yo me decanté por el arroz plancha de sepia y verduras


Creo que fue Raul Aleixandre el primero en cocinar este tipo de arroces, en definitiva se trata de hacer un arroz de pescado tipo meloso al que le falte un poco de cocción y después acabarlo en la plancha donde termina de cocerse, queda un arroz seco y con un leve "socarrat" por ambas caras. Este se acompañaba de unas tiras muy finas se sepia y un aire de socarrat levemente cítrico. Un plato original, muy bien resuelto, de los que crean afición y adicción.
Puede probar también la carrillada al estilo chino con bok choy


La carne muy bien cocinada con un sabor intenso por la salsa de soja y el jugo de carne y algo dulce por el azúcar moreno. Las shitake también aportan potencia y profundidad al guiso además de, junto con el crujiente bok choy, darle un carácter manifiestamente oriental al plato. De nuevo una ejecución magnifica para un plato sobresaliente.
Para finalizar Zanahoria, lima, jengibre y coco… segunda parte, es decir, un postre empleando como base los mismos ingredientes que en el aperitivo.


La verdad es que comenzar y terminar un almuerzo con platos distintos pero empleando los mismos productos me parece de una brillantez conceptual notable, algo así como cerrar el circulo, una simbolización de que por más artificios y vueltas de tuerca que hagamos en la cocina al final es el cocinero el que está al servicio del producto y no al revés. En fin, lirismos aparte, tengo que decir que este es uno de esos postres que me gustaría ser capaz de hacer pero que hoy por hoy están por encima de mi nivel y seguramente de mi infraestructura. En la crema predominaba la zanahoria y el jenjibre, en el helado el coco y la lima, a lo que hay que añadir el polvo de galleta a la canela y los trocitos de fruta de la pasión deshidratados (o quizás liofilizados). Sabores exquisitos por separado y fascinantes en el conjunto, un postre de diez.

Resumiendo la experiencia podemos decir que se trata de una cocina elegante, preciosista, de bocados cortos y delicados y que en general tiene pocos fallos, el más importante es que el menú es excesivamente estrecho. Los platos posiblemente están diseñados para menus degustación más largos por lo que al final queda un poco escaso, esto os lo dice alguien que tampoco posee un apetito voraz, nunca me quedo con hambre con los menús que proponen los restaurantes y bastantes veces no soy capaz de comerlo todo. Por eso que en este caso cuando llegué a casa me comiese unos albaricoques es bastante significativo. Se me podrá objetar que es un menú promocional a un precio considerablemente inferior al habitual en este restaurante pero a fin de cuentas se es libre de apuntarse o no a Cuina Oberta y si se hace creo que existe la obligación moral de dejar a los comensales satisfechos.




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